Con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 generadas en la combustión de carbón para la generación convencional de electricidad se está desarrollando un plan basado en el cierre de las centrales térmicas del país. Este plan, forma parte importante de la descarbonización que estamos viviendo para sustituir la generación de energía con medios tradicionales por otras fuentes más limpias.

Después, ¿qué ocurre con las centrales?

Como contábamos en la entrada de La Segunda Vida De Las Centrales Térmicas, una megainstalación en desuso como puede ser la de la imagen es una enorme fuente de recursos útiles, funcionales y materiales.  El reempleo y la reutilización son los principales medios que pueden asegurar un reaprovechamiento de estos recursos. Por tanto, es lógico pensar que un proceso asociado a reducir las emisiones, combatir el cambio climático y, en definitiva, contribuir a dejar una huella ambiental positiva se va a ejecutar desde una perspectiva significativamente sostenible.

Por desgracia no suele ser así. En ocasiones, las centrales térmicas en desuso se aprovechan parcialmente para seguir generando electricidad con alternativas que no suelen ser renovables, sino que están basados en otros procesos de combustión. Sin embargo, en el más común de los casos lo normal es que la central se demuela.

En el procedimiento para la adjudicación de una demolición participan varias empresas a las que, debido a las nuevas “tendencias”, se les exigen algunos requisitos en materia de sostenibilidad, a veces muy exigentes. No obstante, generalmente la decisión del adjudicatario se determina atendiendo a dos parámetros: el precio y el cumplimiento de los plazos. Esto significa que los esfuerzos en proporcionar un trabajo comprometido con la sostenibilidad pasan a ser consideraciones en un segundo plano cuando, según organizaciones como el WBCSD, deben estar presentes hasta en la definición de la estrategia de una compañía.

Lo cierto es que ejecutar un desmantelamiento circular satisface innumerables variables relacionados con los criterios ESG, de gran importancia actualmente en el desempeño de las empresas (Ver Entrada Los Indicadores De Circularidad). En un estudio modélico efectuado por SURUS se calculó la huella ambiental evitada en un proceso de desimplantación circular frente a los métodos corrientes de demolición. En el caso de la huella de CO2, una gestión sostenible de los residuos podría evitar la emisión de hasta 1.500 toneladas equivalentes de CO2 por central.

El procedimiento que permite este ahorro significativo es la segregación in situ a través de un centro de recuperación de valor. Las demoliciones, generalmente basadas en el derribo de las instalaciones, generan una gran cantidad de residuos donde una separación real de los mismos puede ser ineficiente. Tras el derribo, un gestor intermedio recoge los residuos y los transporta hasta su instalación para hacer los tratamientos pertinentes. Ese transporte de residuos es el principal causante de las emisiones relacionadas con su tratamiento. Mediante el centro de recuperación de valor, los tratamientos pueden realizarse en la propia zona de desmantelamiento efectuando los trabajos previos para poder proporcionar una segunda vida a los materiales procedentes de la central. De esta manera se produce un ahorro significativo en las emisiones relacionadas con un proceso de desmantelamiento, lo cual da coherencia al plan de descarbonización.

En este punto es fundamental comprender que la ejecución de un proyecto con una componente sostenible significativa puede condicionar tanto la planificación de la actividad como el coste de la misma. Por suerte, la tecnología evoluciona a pasos agigantados y hoy en día se disponen de modelos y herramientas que agilizan los procesos circulares y que pueden resultar incluso más rentables si se tienen en cuenta en los estadios iniciales del proceso de descarbonización. La identificación y aplicación de modelos como el centro de recuperación de valor, la trazabilidad de los residuos y la selección responsable de los proveedores no solo aportará viabilidad a largo plazo en estas operaciones sino que también es una manera indiscutible de contribuir a los objetivos de desarrollo sostenible.


En SURUS, acompañamos a quienes nos rodean en la transición de modelos de negocio lineales a modelos más circulares y sostenibles. SURUS fue creada en el año 2010 para dar respuesta a una necesidad existente en el mercado nacional en cuanto a la venta especializada de activos en el mercado secundario maximizando el valor económico, social y medioambiental y así ofrecer los mejores resultados en nuestros proyectos que además certificamos mediante herramientas de medición y la emisión de informes.

Mantente dentro del círculo y no te pierdas nada