Los derechos de Propiedad Industrial son activos intangibles, no pueden tocarse o verse físicamente, pero pueden comercializarse como cualquier otro bien físico mediante compra, venta, licencia (alquiler), hipoteca, etc… Ésta es la definición que de la propiedad industrial hace la Oficina Española de Patentes y Marcas.
 
Es diversa la legislación en relación a patentes, marcas, modelos, logotipos y signos distintivos, diseños industriales, etc….pero todos tienen en común que exclusivamente se confieren mediante el registro y que éste otorga en exclusiva unos derechos sobre los mismos como determinadas creaciones inmateriales que son.
 
Como parte integrante de los activos inmateriales de una empresa podemos encontrarnos un amplio abanico, véase, licencias, patentes, nombres comerciales, diseños, dominios web; y el que todos o alguno de ellos pueda tener valor y ser por tanto, objeto de compraventa, en mucho depende de la trayectoria, solvencia y tradición de la sociedad de la que son patrimonio y representan.
 
En este post, vamos a centrarnos en las patentes pues seguramente sean los bienes de mayor valor de todos que constituyen la propiedad industrial de una empresa. La patente, protege al propietario del uso de la misma por parte de terceros y es un elemento impulsor de innovación.  La información de una patente no es exclusivamente de índole técnico sino que alberga información relevante desde el punto de vista legal así como de su vigencia geográfica y temporal. 
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Comercializar la propiedad industrial

 
Desde el punto de vista de su consideración como elemento valorizable como activo de una empresa son muchos los aspectos a tener en cuenta. En primer lugar, hablamos de un activo de tal complicación que es imprescindible apoyarse en un despacho profesional experto en la materia para salvaguardar todas las actuaciones en la venta. El estudio para conocer su fecha de concesión, ámbito geográfico, vigencia, aplicación, estado respecto a los cánones establecidos para el mantenimiento de la misma y en su caso, de los plazos de prórroga para su rehabilitación y cuando éstos terminan, no es baladí pero resulta imprescindible. La confidencialidad en su tratamiento es condición imprescindible para conservar su valor. No nos enfrentamos a un activo común que pueda valorizarse de manera tradicional, son muchos los aspectos a tener en cuenta y por eso, es necesario conocer fehacientemente lo que se vende y cuales son las condiciones para la venta. 

Éxito en la venta de los activos de la compañía Somone Laguna 15 S.L, incluida la licencia de actividad

 
Respecto a qué se vende, es básico poder contar con la colaboración del equipo técnico inmerso en el proceso de creación y desarrollo. El posible comprador de estos activos, conoce lo que compra pero en su proceso de due diligence necesita disponer de mucha información relativa a pruebas y ensayos. En cuanto a las condiciones además del aspecto legal cubierto como expuse anteriormente, se presentan los agentes de patentes como eje fundamental y necesario para cualquier proceso asociado a la venta de una patente. Soporte de gran ayuda para estos procedimientos es el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Industrial.
 
Cuestión importante en la venta de una patente es conocer si además de ésta, existen productos licenciados que permitan la explotación comercial de productos fruto de las mismas. En este caso, además de la patente en sí y su knowhow, hay un producto comercial claramente reconocible que implica una serie de contratos que constituyen un fondo de comercio y que suponen que el valor pueda ser muy superior.
 
Conocer internamente el activo a nivel científico apoyándose en sus creadores, manejar los aspectos legales y sus implicaciones apoyándose en agentes de patentes y expertos en la materia y sobre todo el acompañamiento en el proceso al comprador, facilitando la gestión y dándole soporte en los trámites colaterales con la Administración Pública, firma del contrato, etc, son los elementos necesarios para conseguir el éxito. Además, la experiencia nos demuestra que más allá de comercializar estos activos tan singulares con un plan de marketing específico, analizar el sector de manera concienzuda y trabajar con los clientes y proveedores de la empresa nos acercan al objetivo.
 
Como conclusión, diremos que la venta de propiedad industrial, exige equilibrar la confidencialidad necesaria cara al vendedor así como la demanda de información que solicita el comprador. Por eso, comercializar este tipo de activos, requiere de conocimiento, especialización y experiencia que constituyen los vértices del triángulo del éxito.

Creador de Valor sostenible. Responsable de Insolvencia