Después de la segunda guerra mundial los aliados se encuentran con cantidades ingentes de material militar que ya no tiene utilidad. Más de 250.000 aviones fueron fabricados por los americanos y muchos de ellos estaban en activo al finalizar la guerra. Carros de combate,  prendas de vestir, camiones, jeeps, barcos… se amontonaban en las zonas de operaciones y en las instalaciones. ¿Qué hacer con todos estos equipos?
Mucho de este material no tenía sentido retornarlo a EEUU por motivos logísticos,. En Alemania por ejemplo se crea en 1950 la agencia estatal Vebeg que gestionaba la venta del material militar de los aliados “comprado” por el gobierno alemán y que es devuelto al tesoro. Actualmente Vebeg continua en funcionamiento vendiendo el material excedente de las fuerzas armadas alemanas, policía, organismos públicos y la OTAN y es considerada como el primer organismo público dedicado exclusivamente a la venta de material excedente de la historia. En sus subastas puedes encontrar vehículos, prendas de vestir, chatarra y aeronaves (como este ejemplo de lote en venta).
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En EEUU el material excedente o surplus se convierte en una oportunidad de comprar material de buena calidad a precios de liquidación.  Y esto atrae a los emprendedores.  Aunque en 1872 Francis Bannerman crea el primer negocio de surplus militar al comprar al gobierno los excedentes de la guerra civil, es después de la segunda guerra mundial cuando  surgen por todo EEUU tiendas dedicadas a la venta de este tipo de bienes., las llamadas Surplus Stores. Mas de 40 millones de dólares de prendas de vestir salieron a la venta en 1946, solo seis meses después de terminar la guerra. Las prendas militares fueron adquiridas masivamente por los granjeros en EEUU por su durabilidad y bajo coste, dándoles así una segunda vida en tareas mas productivas. Además el sector se vio beneficiado por una gran cantidad de generadores diesel que eran comercializados por una organización gubernamental. Estos generadores de bajo coste, permitieron a las granjas modernizarse y aumentar su producción, introduciéndose el diesel en el campo.
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Otras ventas de material se realizaban mediante subasta por todo el mundo, desde motocicletas a chatarra.

24th April 1946: Some of the 1,000 surplus motorcycles which are to be sold in batches of five for scrap at Great Missenden, Buckinghamshire. (Photo by William Vanderson/Fox Photos/Getty Images)

Subasta de motocicletas en Inglaterra (1946)

En 1955 se produjo la mayor venta de material excedente de la historia. Durante 18 meses se vendieron en distintas localizaciones 5 billones de dólares (44 billones en la actualidad) de valor de material excedente. A esta operación se le denomino “Operation Cleansweep”. Se recuperaron 13 céntimos por cada dólar de valor del material. En esta operación las subastas se realizaban públicamente a mano alzada, frente a las subastas a sobre cerrado que se realizaban anteriormente, ya que el departamento de Defensa había experimentado incrementos de valor  de venta considerables. Se invento además el termino “proxy bid” ya que se podían remitir en un sobre las pujas máximas para la gente no presente. Estas pujas podían ser superadas por los presentes. En esta subastas el Tio Sam buscaba maximizar el valor de retorno al contribuyente y fijó las bases de lo que ha sido la venta de material excedente hasta nuestros días en EEUU.5
Actualmente el material excedente es gestionado mediante la máxima de la reutilización. El material se ofrece primeramente para su reutilización dentro del Departamento de Defensa ( DoD ) , después a otras federales , y la donación a policías locales, ayuntamientos o organizaciones. La reutilización significa un gran ahorro. En los últimos cuatro años más de $ 10 mil millones se han vuelto a utilizar “el valor de cada dólar reutilizado es un dólar de impuestos ahorrado al contribuyente”.  En 1990 se pone en marcha el programa de entrega de material a las policías locales. Desde 2006 las cifras de material entregado pueden verse en la gráfica siguiente.
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El material que no es reutilizado pasa a estar disponible para la venta, bien a terceros países a través de los programas FMS (Foreign Military sales) bien a través de subastas online (continuando con el modelo de los años 50 pero adaptado a las ventajas de la tecnología actual). Estas subastas se realizan por empresas especializadas que han ganado los contratos para la gestión de este tipo de material en tres grandes grupos: stocks sobre ruedas, stocks no rodados y chatarra.  Cada uno de estas empresas gestiona la venta de todos los bienes dentro de esa familia, realizando todos los trabajos asociados por un % del valor final de la venta de cada lote.
Hasta hace un par de años, el único vehículo que no se vendía en subasta era el Humvee, ya que no se consideraba apto para la circulación. Desde que esta normativa cambio se han vendido más de 3.000 unidades.
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El volumen de ventas en estas subastas es enorme. El Departamento de Defensa en EEUU genera casi el 6% de toda la chatarra que se vende en el mercado americano. Las subastas que se realizan son seguidas por el mercado ya que afectan a los precios de venta y marcan precios de referencia.
En España nuestras fuerzas armadas están modernizando el proceso de venta, que sigue anclado en la ley de enajenaciones de los años 70. Las subastas siguen siendo presenciales, muy limitadas y con grandes carencias.  Este tipo de subastas a sobre cerrado para este tipo de ventas ya se demostraron ineficaces hace más de 60 año y son netamente mejorables con las ventas online.  Es por esto que nos surgen algunas preguntas ¿porque no se adapta la ley a los nuevos tiempos y se replican los modelos de EEUU, Alemania o Reino Unido? ¿Es realmente el retorno al contribuyente una máxima en este tipo de ventas dentro de las fuerzas Armadas?, pero todo esto da para alguna futura entrada dedicada en el blog.
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